La Organización de las Naciones Unidas estima que 1.300 millones de toneladas de alimentos terminan en la basura cada año, de los cuales malgastan recursos valiosos como el agua, el uso y la energía empleada para producirla.
Según resultados del estudio liderado por la ONU, la mayor parte del desperdicio de alimentos, equivalente a un 61%, proviene de los hogares; un 26% pertenece al rubro de servicio de alimentos (restaurantes, hoteles o establecimientos educacionales); y el 13% proviene del comercio, tales como supermercados o pequeños almacenes. De acuerdo a este estudio se estima que entre el 8 y 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociados con comida que no se consume.
Es importante considerar el coste de todos los alimentos desperdiciados, ya que cuanto más lejos en la cadena de valor se desperdicie el producto, más costoso será, tanto en términos monetarios como medioambientales. En otras palabras, una tonelada de producto que se pierde inmediatamente después de haber sido recolectado tiene menos valor añadido que la misma tonelada de producto desperdiciada por los consumidores.
La producción excesiva y el malgasto de alimentos agrava la desnutrición, los problemas de salud y la contaminación atmosférica de nuestro planeta. A medida que crece la población mundial, el desafío de la sociedad debe estar orientado a alimentar a más personas despreciando menos de lo que producimos.
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Significado de pérdida y desperdicio de alimentos
• La pérdida de alimentos son alimentos destinados al consumo humano que, debido al mal funcionamiento de los sistemas de producción y distribución de los mismos, disminuyen en cantidad o calidad.
• El desperdicio de alimentos se refiere a alimentos para consumo humano que se desechan (partes tanto comestibles como no comestibles) de manera intencional.
Si bien existen variaciones entre las definiciones de pérdida y desperdicio de alimentos, los dos términos se aplican de la misma manera. La diferencia principal es que la pérdida tiende a centrarse en las etapas iniciales de la cadena de abasto alimentaria (es decir, producción y procesamiento de alimentos), mientras que el desperdicio de alimentos se concentra sobre todo en las etapas finales de la cadena (es decir, distribución, venta, servicios de preparación de alimentos y restauración y consumo).
Efecto invernadero y efectos del desperdicio de alimentos
“La huella del desperdicio de alimentos: impactos en los recursos naturales”, es el primer estudio que analiza los efectos de los desechos de alimentario a nivel mundial desde una perspectiva medioambiental. Este estudio realizado por la FAO se centra de forma específica en las consecuencias para el clima, el uso del agua y el suelo y la biodiversidad.
Según este estudio, cada año los alimentos que no consumimos, pero si producimos son responsables de 3 300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera del planeta.
Además de que esto tenga un gran impacto medio ambiental, las consecuencias económicas directas del desperdicio de alimentos (sin contar pescado y marisco) alcanzan la cantidad de 750 000 millones de dólares anual.
Por lo tanto, los efectos y consecuencias del desperdicio de alimentos no son solo ambientales sino también se ven reflejados económicamente y esto tiene un gran impacto a nivel mundial.
"Todos nosotros -agricultores y pescadores, procesadores de alimentos y supermercados, gobiernos locales y nacionales, consumidores particulares- debemos hacer cambios en todos los eslabones de la cadena alimentaria humana para evitar en primer lugar que ocurra el desperdicio de alimentos, y reutilizar o reciclar cuando no podamos impedirlo", aseguró el Director General de FAO, José Graziano da Silva.
¿Dónde ocurre y consecuencias desperdicio?
Se calcula que los alimentos producidos, pero que nunca llegan a ser consumidos, serían capaces de alimentar a 2,000 millones de personas, pues mientras que 842 millones de personas sufren de hambre crónica, cerca de 1,300 millones de toneladas de alimentos se desperdician cada año.
El 54% de desperdicio de alimentos en el mundo se produce en un inicio en la producción, manipulación y almacenamiento postcosecha. Mientras que el 46% restante ocurre en las etapas de procesamiento, distribución y consumo de los alimentos.
Las pérdidas de alimentos conducen al desperdicio de recursos que son en la producción como tierra, agua, energía e insumos, por lo que al hacer comida que no llega al consumo humano causa emisiones innecesarias de CO2 que contribuyen al calentamiento global y cambio climático.
A nivel mundial, se estima que un tercio de las partes comestibles de los alimentos producidos para el consumo se pierde o desperdicia, por lo que representa alrededor de 1.300 millones de toneladas al año.
Según FAO el 30% de desperdicio son cereales, entre el 40 y el 50% raíces, frutas y hortalizas, el 20% carne y productos lácteos y el 35 % pescados.
Se pretende que el 6% de las pérdidas mundiales de alimentos se dan en América Latina y el Caribe. Cada año la región pierde o desperdicia alrededor del 15% de sus alimentos disponibles; esto quiere decir que los alimentos que se pierden en la región sólo a nivel de la venta se podrían alimentar a más de 30 millones de personas (el 64% de quienes sufren hambre).
¿Cómo reducir el desperdicio de alimentos?
Se recomienda mejorar la eficiencia de los sistemas alimentarios, inversión, incentivos y alianzas estratégicas entre el sector público y privado.
A nivel individual, como consumidores debemos de mejorar nuestro comportamiento, debemos ser más conscientes en la selección y compra de alimentos.
Según investigaciones, los niveles más altos de desperdicio de alimentos en las sociedades ricas derivan de una combinación del comportamiento de los consumidores y de falta de comunicación en la cadena de suministro. Los consumidores no planifican sus compras, ya que compran en exceso, o reaccionan exageradamente a las fechas de caducidad y consumo preferente de los productos, mientras que las normas estéticas y de calidad llevan a un rechazo de grandes cantidades de alimentos perfectamente comestibles.
Otro propósito, es no preparar ni llenar el plato con más comida de la que se es capaz de consumir y si se tiene comida en buen estado que ya no se desea consumir, es aconsejable donarla.
Además de estos comportamientos, debemos procurar modificar nuestra dieta a una más sostenible para el ambiente, por ejemplo, limitar el consumo de carne y productos lácteos, y tratar que la base de nuestra alimentación sean las frutas, vegetales y legumbres; debido a que la producción de 0.9 kg de carne emite 13 kg de CO2 y utiliza una gran cantidad de agua y tierra para su producción).
Para reducir el problema, el conjunto de herramientas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación, detalla tres niveles generales donde es preciso actuar:
∙ Debe darse máxima prioridad a reducir el desperdicio de alimentos en primera instancia. Más allá de limitar las pérdidas de cultivos en las granjas debido a las malas prácticas, un mayor esfuerzo para equilibrar la producción con la demanda significa no utilizar recursos naturales para producir alimentos que no sean necesarios.
∙ En el caso de un excedente de alimentos, la reutilización dentro de la cadena alimentaria humana, la búsqueda de mercados secundarios o donarlos a los miembros vulnerables de la sociedad. Si los alimentos no son aptos para el consumo humano, se aconseja utilizarlos para alimentar al ganado, conservando recursos que de otra forma serían utilizados para producir pienso comercial.
∙ Cuando no es posible la reutilización, se debe utilizar el reciclaje y la recuperación: el reciclaje de subproductos, la digestión anaeróbica y el compostaje, permiten recuperar energía y nutrientes de los residuos de alimentos, lo que representa una ventaja significativa sobre el tirarlos en los vertederos. Los alimentos no consumidos que terminan pudriéndose en los vertederos son un gran productor de metano, gas de efecto invernadero especialmente perjudicial.
Marco teórico
Según un informe realizado por la ONU, revela que el 11% de los desperdicios de alimentos se produce en los hogares, frente a los servicios de alimentación y los establecimientos minoristas que tiran un 5% y 2%, respectivamente. Una quinta parte de toda la comida del mundo acaba en los cubos de basura de las casas, los restaurantes y otros servicios alimentarios.
Aproximadamente el peso de los alimentos no consumidos equivale a 23 millones de camiones de 40 toneladas completamente cargados, que puestos en fila darían siete vueltas a la Tierra. Un informe sobre el Índice de desperdicio de alimentos 2021, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la organización WRAP, reveló que 931 millones de toneladas de alimentos (o 17% del total de alimentos disponibles), terminaron en los basureros de hogares, minoristas, restaurantes y otros servicios alimentarios.
Una de las conclusiones del estudio es que no se observan grandes diferencias entre países ricos y en desarrollo. Nigeria es uno de los países del mundo donde más comida se tira en los hogares con 189 kilos per cápita al año, comparados con los 59 de Estados Unidos. En México se desperdician 94 kilos, en España, 77; y en Colombia, 70.
Disminuir el desperdicio de alimentos reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero y la velocidad de la destrucción de la naturaleza y la contaminación. Al mismo tiempo, mejoraría la disponibilidad de alimentos y, por lo tanto, reduciría el hambre.
Metodología
La presente investigación analiza los efectos del desperdicio de alimentos en el medio ambiente, mediante una investigación cualitativa se pretende analizar en distintas fuentes de información las causas y consecuencias de desperdiciar alimentos, con el fin de demostrar y confirmar la hipótesis planteada y así proponer posibles soluciones que ayuden a reducir esta pérdida y desperdicio en el mundo.
∙ Alcances: Esta investigación pretende dar a conocer los efectos que conllevan el desperdicio de alimentos, pues lo mencionado tiene consecuencias que impactan negativamente al medio ambiente y por ende a todo ser vivo. Al reducir esta pérdida y desperdicio genera beneficios para la seguridad alimentaria de los países y el medio ambiente.
∙ Limitaciones: Al ser uno de los objetivos reunir información que justifiquen los efectos negativos de la pérdida y el desperdicio en el medio ambiente; se desconocen los datos actualizados del aumento o la reducción de este problema.
Referencias
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